Mi voz no
toca aun los pétalos más sensibles de tu hélix y soy inaudible.
Mis manos no
consiguen tocar ni los más erizados vellos de tus brazos y soy imperceptible.
Mi alma aún
no toca tu corazón, entonces soy inánime.
Mi cabeza
nunca está en su lugar, buscando como un loco las formas magnificas de tu
cuerpo y soy irracional.
Mi corazón
no conoce tus maneras exquisitas de reaccionar (sahumerio diáfano donde se
pierden mis
sentidos, como un beso entre la multitud enardecida) entonces soy
despiadado.
Mi cuerpo
aún no siente tu presencia sobre él y entonces soy el hombre más infeliz del
planeta.
la obra cuenta con los derechos del autor Adriano C. Navarrete
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